Ya son 2 años de la masacre de El Limón. Fotografía ilustrativa El Heraldo.
Este miércoles 31 de agosto se cumplen 20 años desde que el terror invadió la zona rural de Riohacha en el departamento de La Guajira, específicamente en la vereda El Limón, en el corregimiento de Caracolí Sabana de Manuela, San Juan del Cesar, en donde fueron masacradas 16 personas, entre ellas niños, jóvenes, mujeres y adultos mayores.
Los hechos se presentaron entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre de 2002, días en los que alrededor de 200 paramilitares del Bloque Norte de las AUC (Autodefensas Unidas de Colombia) del Frente Tayrona irrumpieron en medio del territorio ancestral de la comunidad Wiwa en la Sierra Nevada de Santa Marta y asesinaron a seis menores de edad, a dos mayores que superaban los 70 años de edad y a otras ocho personas.
Además de los homicidios, los paramilitares reconocieron haber descuartizado a las víctimas y la comunidad señala que estos ingresaron lanzando cilindros y rockets que provocaron el incendio de unas 15 viviendas, y el desplazamiento de las y los indígenas hacia el casco urbano de Riohacha.
Hoy nuevamente las familias recuerdan a sus seres queridos que dejaron un vacío en la comunidad como consecuencia del conflicto armado y se reunirán para rendir homenaje a las víctimas. El próximo 28, 29 y 30 de septiembre, días en los que se llevará a cabo el Encuentro de Memorias de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, también se hará conmemoración de la masacre de El Limón con la participación de la comunidad.
“No hay verdad, no hay una verdad suficiente”, Ena Loperena, lideresa Wiwa y familiar víctima de la masacre de El Limón
En entrevista con Contagio Radio, Ena Loperena quien también es víctima de la masacre de El Limón, expresó que no hay avances significativos en cuanto a la verdad, la justicia y la reparación integral:
No hay verdad, no hay una verdad suficiente porque han dicho quién mandó, pero no han dicho quién entró, quiénes fueron las personas que entraron, quiénes fueron las personas que hicieron, quiénes acompañaron a realizar esta masacre. No se ha sentado las víctimas directamente, las víctimas de los menores que fueron asesinados, las víctimas de mi familia, las víctimas de la Sierra Nevada, directamente con estas personas para ver qué pasó, quién estaba detrás de esto, entonces no habido ni siquiera una verdad primaria.
Ena Loperena.
En julio de 2018, el ministro de Justicia, Enrique Gil Botero fue el portavoz del Estado colombiano que reconocía su responsabilidad y pedía perdón por esta masacre, particularmente por la muerte de los hermanos Edgar y Jaimonzón Radillo Redondo y los hermanos José Ángel y Adalberto Sarmiento; la tortura y homicidio de Jaime Elías Mendoza y el asesinato e incineración de Rosa María Loperena.
Sin embargo, el acto de perdón se da tras la lectura de un fallo proferido en segunda instancia por el Tribunal Administrativo de la Guajira el 29 de marzo de 2016, en donde se señala que el Ministerio de Defensa no garantizó la protección de la población y que la fuerza pública no intervino para salvaguardar a las víctimas cuando, de acuerdo al material probatorio, pudo hacerlo.
En el curso del proceso penal se recibieron declaraciones de desmovilizados de las Autodefensas, entre ellos José Luis Ángulo, quien afirmó que el Ejército Nacional estuvo escoltando a los paramilitares que efectuaron la masacre, no les opusieron resistencia y, por el contrario, facilitaron su huida una vez ocurridos los hechos. Esta versión coincide con las declaraciones del ex integrante de las AUC José Gregorio Álvarez y con múltiples testimonios de las víctimas quienes aseguraron que en la zona había presencia permanente de efectivos militares.
Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, CAJAR.
“No fue suficiente, no fue suficiente porque no vino un perdón con verdad, no hubo un perdón con reparación integral, espiritual, en todo el contexto, no hubo un acompañamiento al retorno a la tierra, entonces es como, como pedir perdón pero seguir cometiendo el mismo alto. Solo fue porque les tocó hacerlo, no porque realmente lo sintiera, entonces pienso que que no fue suficiente”, agregó Ena Loperena.
Mayores y mamas han sido la fortaleza del Pueblo Wiwa en medio del dolor de la violencia
Ena recordó que con el asesinato de los miembros de la comunidad se rompe parte importante del tejido social, especialmente al masacrar a las y los mayores que transmitían conocimiento y a las nuevas generaciones:
La afectación fue total, hubo adultos mayores, hubieron también menores de edad, niños asesinados, mujeres, porque Rosa María Loperena era una adulta mayor de 80 años asesinada, y con esto la afectación fue muy grande a la familia, porque siendo ella la persona encargada de transmitir todo en nuestra familia a nuestra generación creciente, naciente, pues se nos quitó la posibilidad de empezar, de continuar muchas cosas de nuestra tradición y cultura.
Ena Loperena.
Ena, también expresó que el daño no solo fue a las mujeres y hombres, niñas y niños Wiwa, sino también al territorio, perseguido por intereses ajenos a la espiritualidad de la comunidad:
El territorio pues nunca ha sido reparado, si no se ha hecho de forma a la a la humanidad menos al territorio. Nosotros somos muy espirituales, entonces el saneamiento a la madre tierra, que fue la primera que derrama su sangre por sus hijos, no habido una reparación étnica, que se haya tenido el enfoque étnico según nuestros usos y costumbres. Para nosotros no es tanto lo material, sino lo espiritual, el porqué, cuándo, dónde, sitios sagrados, cómo desaparecieron sitios sagrados, sitios que eran tan importantes para nosotros. Cómo éstas masacre violentaron, violaron todo orden espiritual, ancestral, porque nosotros los pueblos de la Sierra somos pueblos extremadamente pacíficos, no hay una concepción de una violación tan grande, de una masacre tan grande, no hay siquiera el pensar asesinar a una persona, esa connotación cambió el ámbito en todos los sentidos, entonces pensar más allá de la reparación vamos a la espiritual, a la tierra. no hemos sido reparados en ninguna de las formas.
Ena Loperena.
La búsqueda de los desaparecidos continúa
Tanto la comunidad como las organizaciones que han acompañado a las familias víctimas han señalado que incluso aún hay personas desaparecidas, sin embargo resaltan el papel de las y los mayores, de los Mamas y Sagas que han acompañado desde lo espiritual y emocional a las familias víctimas del asesinato o desplazamiento.
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