Foto: La tercera
5 Feb 2019
A sus 49 años la artista chilena Violeta Parra decidió partir de este mundo, dejando un grandes himnos para el folclore latinoamericano como «Gracias a la Vida» y otras poderosas composiciones musicales convertidas en grandes obras políticas, en las que incluso abordaba temas adelantados para su época.
Violeta, una mujer profundamente ligada a la política y consiente de las situaciones sociales de su nación, transgredió desde sus canciones los estereotipos de su época y roles establecidos para las mujeres. Gracias a algunas de sus canciones se cimentaron las bases de la Nueva Canción Chilena, el movimiento musical que emergió en torno a la construcción de la Unidad Popular liderado por Salvador Allende.
La vida de esta hija de campesinos y trabajadores cargó las penas de cualquier mujer en una sociedad chilena injusta, en la que tuvo pasar por la precariedad, la miseria, el desamor y la enfermedad, las cuales le hicieron entender como es vivir en un país que no valora a las mujeres ni a los artistas.
Al cumplirse 52 años de su muerte recordamos algunas de sus composiciones sobre la reinvidicación del rol de la mujer.
La petaquita
Habla de la poca importancia que tiene para ella el matrimonio: “Todas las niñas tienen/ en el vestido/ un letrero que dice/ quiero marido/ dicen que le hace/ pero no le hace/ lo que nunca he tenido/ falta no me hace”.En ella Violeta Parra nos entrega una imagen, casi ridícula, de los hombres y mujeres de la sociedad de su época.
Atención mozos solteros
Del año 1959, esta canción inicia con una referencia al dinero: “Atención, mozos solteros/ lo que les voy a explicar:/ no porque tengan dinero/ digan «Me quiero casar»”, para pasar inmediatamente a mostrar que la institución familiar es opresiva: “No digan «Voy a gozar/ con mi esposa verdadera»,/ ¡son muy duras las cadenas,/ las que se van a amarrar!”.
La Juana Rosa
Escrita en 1953, mucho antes de las liberaciones femeninas de los años sesenta, es una sátira de las mamas que quieren casar pronto a sus hijas y de la belleza y coquetería como “propias de la mujer”: “tenís que andar buenamoza/ por si pica el moscardón”, o por la posiblidad de enfrentar la soledad «Tenís veinticinco, Rosita/ay, Rosa/ vai pa’ solterona”.
Yo también quiero casarme
Compuesta en año 1959 en la que Violeta Parra va en contra de la imposición del novio y del matrimonio por parte de la sociedad a las mujeres chilenas de aquella época, “por eso a mí la prudencia me aconseja no casarme… mejor será señores que me quede sin casar, y no caer en la trampa por toda una eternidad”.
El joven para casarse
En esta canción lanzada en 1957 la artista chilena habla sobre el machismo y como la moneda es ofrecida a cambio de favores sexuales “la niña que quiere a un joven se destina a padecer / andará de boca en boca si no se casa con él”.