Esta semana terminaron sin mayores alteraciones del orden público las marchas en contra y favor del actual presidente Gustavo Petro en las principales ciudades del país. Contagio Radio hace un análisis de lo que significa esta expresión popular. Por un lado, crece la polarización; y por el otro, se abre una nueva manera de gobernar.
Por Carolina Toro Leyva.
No se trata de decir, como lo han planteado los grandes medios, de quién gana el pulso en las calles diciendo que Petro pierde por una ligera ventaja o por una muy amplia. Lo que queda claro es que en el país está creciendo la polarización que se reproduce como una estrategia que ha funcionado muy bien para la política en las últimas décadas en Colombia.
“Divide y vencerás” dice el adagio popular, y resulta muy conveniente en estos momentos en donde se están introduciendo reformas que posibilitan los cambios que se requieren para pasar de un estado de insatisfacción de derechos a uno garante de los mismos. Es evidente que existe una clase política aferrada al poder que quiere dividir a la población entre ellos y nosotros, a través de valores marcadamente opuestos y en contra de la transformación.
Pero esta no es una práctica social nueva, es lo que las élites han venido manejando para reproducir el ‘statu quo’ y desviar la atención al verdadero problema; que en Colombia es la pobreza extrema en la que las elites han sumido al país, con una violencia generalizada por décadas que aún no cesa, con masacres, despojos, asesinatos de líderes sociales y excombatientes de las FARC, con desplazamientos masivos, minería ilegal y auge del narcotráfico.
Según Patricia Muñoz Yi, Docente-Investigadora. Directora de Posgrados de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Javeriana, “estamos ante la presencia de una nueva forma del ejercicio de la democracia y de la participación ciudadana que no era común, y se trata de convocatorias realizada por el mismo presidente de la República para apoyar sus iniciativas”.
Las elecciones del año pasado dejaron una derecha colombiana desgastada y divida a la que llegó la cuenta de cobro por la baja popularidad del saliente presidente, Iván Duque; de los procesos judiciales en contra de Álvaro Uribe, líder natural de la derecha; de varios de sus más cercanos colaboradores; y de personal de las altas cortes y de la propia Fiscalía General de la Nación. Ahora están tratando de apropiarse del repertorio de protestas que tanto criticaban en el pasado, pero poco han avanzado en la discusión programática sobre las reformas propuestas.
El profesor de Ciencia Política de la Universidad Nacional, Daniel Libreros, aseguró que “Petro se está moviendo en dos sentidos; por un lado, tratando de crear una opinión propia de apoyo a su gobierno; y por otro, presionar internamente en el contexto de una democracia representativa como el Congreso que en este momento es bastante débil. En lo que queda de Gobierno va ver una polarización más fuerte, con movilizaciones callejeras cada vez más amplias”.
La cortina de humo
Estamos frente a una Estado que no cumple con las obligaciones de proteger los derechos fundamentales de sus ciudadanos, como el derecho a la vida y a vivir dignamente y en igualdad de condiciones. Solo llevamos seis meses de un nuevo Gobierno que quiere darle otro rumbo, pero estaría corriendo el riesgo de ser parte de la polarización.
Tenemos a unas supuestas mayorías, cargadas de valores positivos, que en realidad no son la mayoría, son una élite reducida, en la cual están los políticos y los grandes tenedores de capital. En el otro extremo, están las minorías, que tampoco lo son, en realidad, es la mayoría del pueblo oprimido y manipulado.
Debemos cuestionarnos el mal uso que por años se ha hecho de las instituciones y la no independencia de los poderes del Estado. Pudimos constatar cuando salimos como Contagio Radio a preguntarle a la gente, tanto a los que marchaban en contra como los que no lo hacían, si conocían los cambios que ha propuesto el actual Gobierno, algunos decían que sí, pero sin concretar ninguno; otros, abiertamente reconocían no saberlo; y otros manifestaban su rabia con arengas exigiendo reconteo de votos, respeto a las ramas del poder y la dignidad a las fuerzas armadas.
Es innegable que el diálogo es la salida a los totalitarismos. Los políticos lo saben y cuando se sienten acorralados recurren a él. Así lo hizo Duque, cuando decía dialoguemos y establezcamos consensos, aunque sus intenciones nunca se encaminaron a establecer diálogos reales. Petro plantea una coalición, un pacto por Colombia en donde todos tengamos cabida. Valdría la pena darle una oportunidad, escucharnos, pero sobre todo, proponer salidas. La palabra en una sola dirección genera ruido.
“Si, esas marchas generan polarización, pero esa ya estaba instalada desde las mismas campañas electorales en el momento en los que hoy soy gobierno, antes eran oposición, y los que antes eran gobierno hoy son oposición, (…) con unos rasgos de polarización, de distanciamiento, de escasa posibilidad de discutir, dialogar y decantar las posiciones diversas en torno a las políticas públicas. Esto se ve acentuado por la capacidad de las redes sociales para masificar la información”, indicó Muñoz.
El catedrático Daniel Libreros indicó que “las manifestaciones son la continuidad de apoyo y rechazo a este Gobierno que venía antes; hay que recordar que la votación de Petro a la presidencia ganó solo por 500 mil votos; y en el costado de (Rodolfo) Hernández se agrupó el uribismo y lo que puede considerarse un rechazo a un cambio súbito de lo que estamos viviendo (…) es una polarización que viene desde el plebiscito del 2016, y que va seguir profundizándose a medida que se vaya desarrollando este Gobierno, en muchos sectores hay una sensación de que no haya tal cambio que se anunció”.