Flor Munera, oriunda del departamento del Tolima, fue nominada a la categoría ‘Toda una Vida’ por su trabajo en defensa de los derechos humanos desde la organización Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP), capítulo Tolima. Contagio Habló con ella. Los invitamos a que conozcan su historia.
Por Carolina Toro Leyva, Contagio Radio
Bogotá. El activismo de esta enfermera de profesión se centra en la defensa de personas privadas de la libertad por motivos políticos y la criminalización de la protesta social en el Tolima. La trayectoria de Flor se remonta a 1969, cuando, a sus 18 años, se integró al Sindicato de Trabajadores de la Salud (ANTHOC). Hace parte del Comité de Solidaridad con los Presos Políticos (CSPP), dónde acompaña a organizaciones que han sido víctimas de la violencia sociopolítica en Colombia y a personas privadas de la libertad por motivos políticos, entre quienes se encuentran líderes sindicales, campesinos, indígenas y estudiantes injustamente judicializados.
Doña Flor, cuéntenos un poco, ¿Cómo recibió usted la noticia de que le van a nominar a toda una vida por el trabajo que usted hace a este premio nacional de derechos humanos?
Pues bueno, que uno sea reconocido por su trabajo es muy importante, se siente mucha alegría y es muy bonito. Nosotros lo llamamos como una sombrilla, que nos dan para nuestro trabajo, que nos cuesta tanto hacerlo por los riesgos que han existido en este país. Siempre defender los derechos humanos ha sido una estigmatización muy fuerte para quienes los hacemos. Solo el hecho de estar nominado ya es muy importante.
Señora Flor, en este camino que se ha decidido trasegar, ¿qué ha sido como lo más complicado que ha vivido?
Esto es muy duro. Pues mira, son tantas cosas. Nosotros empezamos con el acompañamiento solamente a las personas detenidas por motivos políticos en las estaciones, en las brigadas sobre todo, cuando no habían estaciones de policía, y eran las brigadas, a la gente que hacía reclamación de derechos. Aquí en Bogotá, la Brigada 13, el Cantón Norte era donde llevaban a la gente. Eso es como lo más complicado porque llegaron a buscar las personas allí y a veces no se sabía nada en ese momento o después encontrar el cuerpo con tantas señales de tortura, todo eso era muy doloroso. Siempre eso ha sido como lo más duro.
Y cómo es el trabajo de defensa de derechos humanos desde el territorio.
Hoy eso es un gran desafío y mucho riesgo. No puedo dejar de decir que el sábado pasado estuvimos en una audiencia de la Agencia Nacional de Minería en el Departamento del Tolima, un líder denunció las amenazas que tenía y el asesinato de su hijo de 24 años que lo acompañaba a todas partes. Nosotros pedimos que se respete la decisión de los campesinos, la vocación que tiene en el territorio. Entonces, esas son cosas que marcan y que duelen mucho y por eso tenemos que seguir haciendo el trabajo.
¿Pero de dónde viene esa fuerza de continuar?
Después de ver todas estas cosas. La fuerza de continuar viene de las injusticias, de todo lo que en este país pasa y que no hay una respuesta de garantía a quien reclaman sus derechos. Esta es la fuerza que nos da para seguir haciendo la defensa por los derechos humanos. Son las injusticias que hay contra quienes reclaman derechos en este país.
Bueno, ¿y esa convicción de defender los derechos humanos de dónde surgió?
Yo creo que eso surge desde muy chiquita, ¿no? Cuando mi madre tuvo que ser desplazada de Manzanares, Caldas, porque por allá eran mis abuelitos, y ella fue desplazada porque asesinaron a nuestros padres. Entonces ella le tocó salir. Y ella siempre fue muy luchadora. Y quién sabe, yo no alcancé a conocer a mi padre porque yo estaba como en la pancita toda de ella. Y ella cuenta que le tocó la lucha siempre, y a ella le gustaba organizar a los campesinos y todo. Yo creo que toda esta pasión viene desde allí.
Doña Flor y en todo este camino, ¿cuál ha sido la mayor satisfacción?
Bueno, los cambios que en algún momento se ha logrado a favor del pueblo, sobre todo cuando siempre los derechos son ganados en las luchas de los pueblos, y aquí en Colombia, pues nunca ha dejado de ser así. Entonces, por ejemplo, es muy importante, la conformación de la Coordinación Colombia-Europa de Estados Unidos, que fue una lucha de cuatro organizaciones, y que logró conformar ese equipo que hoy tiene más de 300 organizaciones sociales. Y eso es una satisfacción, poder tener un equipo de trabajo como tiene la Coordinación, y poder recoger todo lo que pasa en las diferentes áreas, en los temas que tiene el país, en mujeres, en niños, en sindicalistas, en defensores de derechos, y poder hacer esa recopilación de esos informes, y poder mostrar que no mentimos, y lo que aquí pasa, es satisfactorio.
Desde el Comité de Solidaridad con Presos Políticos, capítulo Tolima, cómo ha sido este proceso desde el territorio
Muy satisfactoria. Ha sido un trabajo duro. El Comité está cumpliendo 50 años este año, y yo llevo 47 años allí, y eso es una satisfacción tener una organización con todas las luchas que ha dado, todas las respuestas que ha tenido pese a la estigmatización que ha tenido. Y es maravillosos que sigamos con todo lo que pasa, y estar todavía, vivos algunos, recordando nuestros desaparecidos, nuestras muertes, pero que seguimos dándoles apoyo, buscando respuestas.
Doña Flor, y una pregunta para terminar, ¿cómo qué mensaje puede uno darle a la gente que son indiferentes ante este tema de derechos humanos?
Decirles que nosotros hacemos este trabajo casi que de hormiga, que llamamos nosotros, con los muchachos, sobre todo, y el llamado es a que no sean indiferentes, y hoy en día es muy importante decirlo, que no sean indiferentes con las personas que se encuentran en las cárceles, que miren que ellos son personas que tienen derechos, que han cometido un delito y que lo están pagando, pero hay una pena accesoria a lo que ellos están pagando porque las condiciones son muy graves de violación de derechos permanentes.
Entonces, tengo que llamar a la gente por lo menos que entiendan que un país que tiene tantas necesidades, un país que no ha logrado satisfacer las necesidades del pueblo y que la concentración del capital está en muy pocas manos, es como que la gente conozca, llama a la gente a que la gente se dé cuenta de que aquí hay un pueblo de más de 50 millones de habitantes que de esos son más de 40 que tienen una pobreza y otros que tienen una pobreza extrema, que son bastantes también, no podría decir cuántos millones, pero realmente es llamar a la gente a esta solidaridad que necesita nuestro pueblo, un país nuevo, un país para la vida digna, realmente.