Nayibe Valencia, líder social y víctima de desaparición forzada en Buenaventura, entrevistó para Contagio Radio a Randolf Laverde, experto técnico de la Unidad de Búsqueda de las Personas dadas por Desaparecidas (UPBD), quien comentó la función de la unidad, sus retos y los problemas que ha tenido la institución en el territorio.
Nayibe Valencia: ¿La Unidad de Búsqueda qué está haciendo con todas las desapariciones que ocurren en Buenaventura?
Randolf Laverde: La Unidad de Búsqueda desde el año 2019 empezó la apuesta para despegar todas esas acciones a nivel nacional. El equipo satélite de Buenaventura se consolidó en el año 2020 hasta finales del año. Contamos con 6 personas aquí, 3 duplas que están compuestas por el área de información, el área de participación y un equipo administrativo.
El proceso de la Unidad de Búsqueda comienza por una apuesta fundamental, que es empezar a recopilar información acerca de la desaparición forzada en Buenaventura, que como ustedes bien saben, ha sido uno de los principales vacíos que históricamente ha existido frente a este fenómeno.
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NV: ¿Cuáles son las rutas que están armando actualmente para el apoyo de nosotros las víctimas en desapariciones?
RL: La Unidad de Búsqueda se rige por la existencia de un plan nacional de búsqueda que fue construido de la mano con las organizaciones sociales, familiares que buscan y demás entidades hace algunos años atrás.
Para el caso de Buenaventura, el plan regional de búsqueda está en fase de construcción. Como decía, hay una primera fase que está derivada de este plan nacional de búsqueda, que es todo el tema de recopilación de la información, uno de los principales vacíos que tenemos
Segundo, se empezaría con una fase de localización. Una tercera fase a futuro, es el tema de identificación, recuperación y una cuarta fase sería de entregas dignas.
Hay que entender que existe una fase de reencuentro en caso de que la persona dada por desaparecida se encuentre con vida. En caso de que la persona haya fallecido, entraría un proceso de identificación y de entrega digna.
En el equipo de Buenaventura la idea es comenzar a generar todo este proceso de recolección de información y de investigación para poder entender la dinámica de la desaparición forzada aquí en el puerto. Ahí, el papel fundamental está en ustedes como organizaciones, como familiares que históricamente han venido buscando.
El rol de la unidad no es imponer un modelo o tipo de búsqueda, sino es entrar a apoyar esa acción que han venido desarrollando históricamente, porque ustedes, a final de cuentas, las comunidades, son los que se han apoderado del tema, también frente a una ausencia de las instituciones competentes.
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NV: ¿Qué información tiene usted como miembro de la unidad de búsqueda, respecto a la medida cautelar para el Estero San Antonio que se la ha pedido a la JEP y qué cifras tienen?
RL: Primero que todo, la medida cautelar se solicita para evitar que se haga un dragado en el estero San Antonio, porque eso podría borrar evidencia de que han existido personas históricamente alojadas en esos cuerpos de agua.
La Unidad de Búsqueda ha venido ayudando con apoyo técnico las solicitudes de estas medidas cautelares, y tú das en un punto clave, que es la existencia de un subregistro muy alto frente al tema de la desaparición.
En registros del SIRDEC (Sistema de Información Red de Desaparecidos y Cadáveres), por ejemplo, para Buenaventura se han reportado nada más 1358 personas dadas por desaparecidas.
Obviamente entendemos que hay un subregistro muy alto que está derivado de muchos factores, como el miedo que existe para generar denuncias acerca del tema de desaparición, pero también la reactivación del conflicto y de alguna manera la violencia en los territorios, que impide que las familias sientan confianza hacia la institucionalidad para acercarse y generar algún tipo de denuncias por sus familiares.
Para la Unidad Búsqueda es clave continuar apoyando estos procesos que se han venido desarrollando de parte de las comunidades y sus apuestas que tienen históricamente por la protección de ciertos lugares, que ustedes han identificado como posibles lugares de disposición de cuerpos o de personas dadas por desaparecidas.
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NV: ¿Cómo están trabajando para que esas personas no sean revictimizadas luego de que ellos pidan ese auxilio a las instituciones?
RL: Hay que entender esta pregunta en varias partes. Digamos que con la creación del sistema integral de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición, lo que se pretende es entrar a saldar esas deudas históricas que se ha tenido con las comunidades.
Por un lado, está la Comisión del Esclarecimiento de la Verdad que pretende visibilizar todos esos aspectos que el conflicto armado ha dejado en esas comunidades y contar esa parte del conflicto que no se conoce, esa parte de la historia que aún no se ha hablado.
Por eso la Comisión de la Verdad ha hecho diversos tipos de encuentros, trabajo en comunidades, precisamente para escudriñar esa parte que no se ha contado del conflicto.
Por otra parte, la JEP abre un panorama amplio para que las víctimas del conflicto armado puedan acceder a la justicia, a una justicia en un marco de un modelo de justicia transicional, que es diferente a la que estamos acostumbrados históricamente, que es netamente judicial, buscando culpables y empezar un proceso penal.
Como última institución del sistema integral, surge la Unidad de Búsqueda Dadas por Desaparecidas, la cual es una gran apuesta porque en el país no había existido una unidad o un sistema encargado netamente en este tema.
Esto se ha venido construyendo a través del tiempo, se ha venido discutiendo, pero como decía anteriormente, ahí hay un papel fundamental de ustedes como familiares que buscan, como víctimas y, de alguna manera, enseñarle a la Unidad cómo es que deben hacer estos procesos, cómo pueden participar, cómo sería la manera adecuada de hacerlo en territorios colectivos como Buenaventura, pero sobre todo, explicarnos y llegar a acuerdos conjuntos.
Precisamente el conflicto sigue y ustedes sienten temor e inseguridad, porque es un tema muy denso, muy complejo y la desaparición forzada ha sido implementada por todos los actores del conflicto armado en diferentes periodos de tiempo.
Yo creo que sí es necesario este despliegue territorial que ha venido haciendo la Unidad. Precisamente, el equipo territorial suroccidente, tiene su oficina en Cali, pero está compuesta por cuatro satélites, la del Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Tumaco para entender estas dinámicas.
Nosotros estamos prestos para entrar a conversar y construir esas plantas regionales de búsqueda.
No es que la Unidad tenga la total claridad de cómo hacerlo, sino que esos planes regionales son una unidad con de las experiencias de las familias, de las organizaciones, de la capacidad técnica, del capital humano y recursos para llevar a cabo esta tarea que es casi titánica.
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NV: Como víctima del conflicto armado, quisiera que usted me hablara de las cifras de las personas desaparecidas.
RL: Frente al tema de las cifras, como comentaba, el CIRDEC, cuenta con un registro de 1358 personas dadas por desaparecidas en Buenaventura, en un periodo de tiempo de 1972 a 2020. De antemano se sabe que existe un subregistro, el fenómeno de la desaparición forzada en Buenaventura ha tenido unos impactos muy grandes por temas de temor, de desconfianzas en las instituciones, muchas veces las personas no han entrado a las instituciones competentes a colocar sus casos en cuestión, o darlos a conocer.
Como comentaba, el equipo de la Unidad de Búsqueda Dadas por Desaparecidas es muy reciente aquí en Buenaventura. Hasta el momento, podemos decir que tenemos 52 casos de personas dadas por desaparecidas en el territorio de Buenaventura, que familiares que vivían aquí en territorio nos han informado.
También hay 97 solicitudes de búsqueda de personas que viven fuera de Buenaventura, pero reconocen que el hecho victimizante ocurrió aquí. Yo creo que es una labor titánica pero súper necesaria, de empezar a conocer de primera mano, que es con ustedes, los familiares, las organizaciones, la realidad de la desaparición.
Las cifras por si solas no dicen mayor cosa, hablan de unos índices que pueden ser altos o bajos, pero no cuentan el total de una realidad. La idea con estas cifras es construir unidades de análisis que nos permiten identificar presuntos responsables, nos permiten identificar temporalidades, quizá en momentos más álgidos del conflicto en Buenaventura, pero también nos permite pensar en estrategias de búsqueda conjuntas.
Al final de cuentas, el tema de la búsqueda, si bien hay unas instituciones competentes frente al tema termina siendo un compromiso de toda la sociedad, y en la medida que la gente confíe en la institucionalidad y empiece a denunciar sus casos frente a unidad de búsqueda, empezamos encontrar un caso que nos puede dar pistas de otro y así sucesivamente.
Para el territorio colectivo como el de Buenaventura, debemos recordar que, si bien existen afectaciones individuales, familiares y particulares del núcleo familiar, a fin de cuentas estamos hablando de unas afectaciones a los derechos colectivos y micro-territoriales de las comunidades negras.
Esto lo que nos dice es que también hay que empezar procesos de sanación del territorio y de búsqueda conjunta, donde no estamos buscando a una persona, sino a personas que salieron de una comunidad y nunca regresaron.
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NV: ¿Cuáles son los retos de la institución?
RL: Yo creo que los desafíos son bastantes y no solo para el caso de Buenaventura sino para el territorio nacional. El tema de la búsqueda es un tema complejo, es un proceso que lleva tiempo y se dificulta por muchos procesos.
Aquí tenemos dificultades, el tema de la reactivación de las dinámicas de violencia, del conflicto en los territorios, eso impide de alguna manera que se puedan adelantar acciones directamente en barrios, comunas o zonas rurales.
Creo que también ha dificultado el proceso de búsqueda todo este tema del Covid-19, eso nos llevó a pensarnos una nueva forma de tener acercamiento con las comunidades y se planteó la estrategia de adelantar los diálogos iniciales con los familiares de manera virtual.
Si bien esto fue una buena estrategia y sirvió en su momento, muchas personas no tenían, en los territorios, posibilidad de conectarse, no contaban con equipos o con las redes de internet, lo cual dificultaba.
También dificultaba que no se genera un proceso de confianza, detrás de una pantalla es muy difícil generar un vínculo o poder comprender a la persona lo que te está contando a través del diálogo inicial, porque está colocando en ti toda una situación, unas cargas emocionales y un hecho victimizante muy complejo.
Como retos tenemos muchos. Entender el fenómeno de la desaparición en Buenaventura es un reto muy grande, hablamos de un territorio muy grande, en términos espaciales y geográficos, hablamos de un territorio de 12 comunas a nivel urbano, hablamos de un territorio que tiene unos 43 consejos comunitarios, hablamos de un territorio con por lo menos 9 resguardos indígenas y tiene un aproximado de 9 cuencas hidrográficas.
En términos geográficos el desafío es muy grande, por eso hemos empezado a trabajar con organizaciones muy grandes y familias en algunos territorios particulares.
Por otro lado, frente al tema de las cifras es algo complejo porque esa información ha venido siendo sistematizada por diversas instituciones, entre ellas la fiscalía, medicina legal y otras.
El trabajo que tenemos con la comunidad, es empezar a generar un universo de personas dadas por desaparecidas y empezar a acercarnos a una cifra real, y es la que ustedes nos brindan como familiares que buscan.
Como tercer reto es empezar a implementar un enfoque diferencial pero aplicado al territorio, más allá de un discurso, porque muchas veces los enfoques diferenciales han sido netamente discursivos.
Yo creo que entender Buenaventura geográficamente, espacialmente, pero sobretodo entender los derechos etnicoterritoriales, los derechos colectivos, entender las comunidades negras, entender su identidad, su espiritualidad y su ritualidad para estos temas es fundamental.
Por eso es necesario que las familias se vinculen al proceso de búsqueda desde el momento cero, desde el momento donde tenemos el primer contacto. Es clave que ustedes participen hasta la posibilidad a futuro de una entrega digna.
Su opinión es fundamental para la construcción de los planes regionales de búsqueda, que a final de cuentas, será el insumo que tenemos para iniciar un despliegue mucho más aterrizado aquí en el territorio.
NV: ¿Qué mensaje nos daría a las víctimas en el proceso de búsqueda?
RL: Yo creo que más allá de un mensaje, es una necesidad que tenemos y es empezar a generar procesos de confianza, en la medida que se genere confianza podemos tener buenos resultados y podemos avanzar en el proceso.
Históricamente ha habido una desconfianza frente a las instituciones, con toda la razón, por eso yo creo que la unidad ha implementado un modo de proceder diferenciado de otras instituciones y hemos venido a apoyar esas labores que históricamente han venido desarrollando ustedes como familias buscadoras, como organizaciones que han colocado el tema de la desaparición forzada a nivel local, nacional e internacional, y nosotros entrar a apoyar eso.
Yo creo que el mensaje es confiar un poco y entender que el tema de la búsqueda es un desafío que tiene toda la sociedad civil en general, sé que existen riesgos asociados a la desaparición, que tú los colocabas hace un momento.
El llamado es a entender eso, que si bien existe la Unidad de Búsqueda que tiene como misión el tema de buscar y es su responsabilidad misional, tenemos que colocar todas y todos un granito de arena para comprender el fenómeno, para visualizarlo, pero sobre todo para dar resultados y empezar estos procesos de búsqueda más efectiva, que no revictimice las comunidades en el territorio que han sido victimizadas por diversas instituciones o por los mismos actores armados, por implementar procesos que no han sido concertado con las comunidades, que no han sido dialogados y que no han sido construidos de manera participativa.
En estos planes regionales de búsqueda, la idea es construirlos de manera participativa, la idea es que sean concertados y la idea es que la información se construya de manera conjunta para darles la plena seguridad de que los procesos de búsqueda que se van a emprender y no en contravía de la información que ustedes nos han suministrado.
Es fundamental entender un poco el carácter de la Unidad de Búsqueda de las Personas Dadas por Desaparecidas. La unidad, dentro de su mandato tiene un carácter extrajudicial, tiene un carácter humanitario y tiene un carácter confidencial, y la información que se me suministre como servidor público no va a ser suministrada a otras instituciones y no va a ser de dominio público. Esto garantiza un aspecto mínimo de seguridad para ustedes.
La labor de la unidad es contribuir a aliviar ese sufrimiento, y ese sufrimiento quiere decir que por años las familias han tenido duelos postergados porque no han podido encontrar a sus familiares. Eso quiere decir, también, entender las identidades y la cultura que tienen las comunidades negras, que tienen unos parámetros religiosos y espirituales muy marcados, tienen unas prácticas mortuorias pero también religiosas que de alguna manera no han podido ser culminadas porque sus familiares, allegados, amigos o personas de la comunidad han desparecido en el marco del conflicto armado.
El carácter extrajudicial, que también contribuye al tema de la seguridad, es que no se está buscando a los responsables del hecho victimizante. Si bien es importante reconocer la verdad y poder hacer esas unidades de análisis que te digan quién fue el posible perpetrador del hecho.
Aquí no se está buscando la responsabilidad judicial, ni la culpabilidad de estas personas, la labor de la unidad es buscar a las personas dadas por desaparecidas en el marco del conflicto armado colombiano.