Los diputados víctimas del secuestro. Fotografía La Opinión
El pasado 11 de abril se cumplieron 20 años desde el secuestro de 12 diputados de la Asamblea del Valle, ocurrido en Cali. El 11 de abril 2002 integrantes de las Farc llegaron al edificio de la Asamblea y, fingiéndose soldados del Ejército, subieron a los políticos a un bus para protegerlos de una supuesta amenaza de bomba.
Los diputados fueron luego avisados por los guerrilleros que habían sido secuestrado, aparecieron asesinados años después, el 28 de junio 2007, cuando las Farc anunció su muerte. Las víctimas eran: Héctor Arismendy, Carlos Barragán, Carlos Charry, Ramiro Echeverry, Francisco Giraldo, Jairo Javier Hoyos, Juan Carlos Narváez, Nacianceno Orozco, Edison Pérez, Alberto Quintero y Rufino Varela. Sigifredo López, liberado en 2009, fue el único sobreviviente del grupo.
Entrevista con Carolina Charry
En entrevista con Contagio Radio Carolina Charry, hija del diputado Carlos Charry, relató cómo se conmemoró el veintésimo aniversario del secuestro. En la ciudad de Cali fue celebrada una misa en la catedral San Francisco, “donde las familias de los diputados participaron recordando este momento doloroso”.
Para Charry estos 20 años han sido “un proceso muy largo, muy doloroso”, en el que “hemos seguido batallando en estos para que el Estado cumpla los fallos judiciales que se han ido generando”.
Le hemos apostado a la paz, creemos en la paz, pero seguimos exigiendo la verdad de lo que pasó ese 11 de abril. Entender que pasó por parte de los miembros de las Farc en la muerte.
Durante este tiempo Carolina creció como persona y vio el proceso de búsqueda de la verdad como algo muy “muy enriquecedor”, a pesar de los “muchos momentos tristes”. A pesar de los años transcurridos todavía confía en el ideal de reconciliación y en las instituciones, la única “solución” para encontrar la verdad exigida.
Confía también en la justicia transicional. Sobre la CEV afirmó que hizo un “trabajo extraordinario en el tema del secuestro en Cali”. Todos los encuentros llevados a cabo con la entidad representaron un “espacio propicio”, en donde poder “entender la dimensión de lo que pasó”.
Reconoció, además, el difícil trabajo de la JEP, entre “tantas versiones” para “contrastar”, aunque afirmó que la entidad debería tener más en cuenta la importancia para las victimas de la “verdad plena”.
Después de 20 años no queremos más escuchar mentiras, queremos una verdad que sea satisfactoria, una verdad limpia, transparente.
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