Tras el anuncio del presidente Duque de que se invertirían 4.5 billones de pesos de las pensiones que los colombianos aportan a fondos privados, unas semanas después de haber señalado que el candidato Gustavo Petro jugaba con los dineros sagrados, se ha despertado una ola de indignación en la ciudadanía y en diversos sectores de opinión.
Según lo dicho por Duque, los dineros de las pensiones serán invertidos en obras de infraestructura. sin embargo, el anuncio oculta que los riesgos y los sobrecostos de las obras también correrán por cuenta de las pesiones, pues las AFP no asumen dichos riesgos, sino que lo hace el Estado a través de los impuestos que también cobran a la ciudadanía.
Algunos analistas advierten que este tipo de obras solamente favorecen a los inversionistas privados, por el contrario todos los riesgos que se puedan presentar significarán un detrimento del capital de quienes aportan de manera obligatoria, dado que esas mismas obras de infraestructura son cobradas por empresas privadas que capitalizan a través de cobros que se distribuyen de acuerdo a los sectores en los que se invierte. Es decir, si se invierten en infraestructura eléctrica, los usuarios del sistema pagan el servicio a la empresa privada a pesar de que fue su dinero el que se invirtió en la obra.
«El negocio es un coto de caza cerrado, para solo cuatro fondos dominados por Sarmiento y el GEA; los más pequeños son Skandia (el único extranjero) y Colfondos. Si hubiese más competencia las comisiones caerían al 0,1 o al 0,2 %, como estimó un analista del portal financiero Bloomberg, y las pensiones que llegarían a los viejitos serían mucho mayores. Hoy las personas que han cotizado sobre un sueldo de $5,5 millones durante 30 años reciben $1,8 millones y, además, deben pagar a la EPS el 12 % de esa miseria sin contar la medicina prepagada.»
Salomón Kalmanovitz
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