Fotografía cortesía.
En entrevista con el periodista Miguel Estupiñán, el obispo de la diócesis de Mocoa – Sibundoy, monseñor Luis Alberto Maldonado, se declaró en contra de los intereses mineros de la empresa Libero Cobre en esta zona del Putumayo, que acabarían dañando el territorio amazónico por consecuencia de un plan de explotación programado para 7800 hectáreas.
La empresa está acusada de hacer regalos a las comunidades parroquiales, aprovechándose del factor religioso, para ganar consenso en la población en un territorio donde tiene interés, lo que ha sido denunciado en marzo en el Vaticano por la red Iglesia y Minería.
Específicamente, el medio de comunicación Religión Digital, para el que el periodista Miguel Estupiñán es corresponsal en Colombia, denunció el pasado 12 de mayo que Libero Cobre donó material de construcción para la capilla Divino Niño de Mocoa a través de la Junta de Acción Comunal, es decir sin tomar en consideración la opinión de la autoridad religiosa, el padre Álvaro Luna, quien posteriormente se declaró contrario a la donación invitando a sus a sus feligreses a “evitar dineros y ayudas de economías ilícitas, politiqueras y multinacionales, que cada día nos empobrecerán más”.
Fue la misma empresa Libero Cobre quien dio conocimiento de su donación a través de sus redes digitales:
El Putumayo, como señalado por Julio Fierro, integrante de la Corporación Geoambiental Terrae, sigue siendo una zona de conflicto que carece de las garantías mínimas de seguridad, como testimoniado en el reciente caso de “falsos positivos” en Puerto Leguízamo, por ello no debería autorizarse ninguna actividad minera en esta región, ya que tampoco se puede garantizar el respeto del derecho a la consulta previa de las comunidades.
La opinión del obispo
El monseñor Luis Alberto Maldonado aseguró en la entrevista que su posición en el tema se fundamenta en el documento “Querida Amazonía” de Papa Francisco, que promueve la defensa del territorio amazónico, “una totalidad plurinacional interconectada, un gran bioma compartido por nueve países”.
Si se ve que hay 7.800 hectáreas que van a ser lastimadas en función de la minería, yo creo que, lógicamente, unos entes nacionales departamentales y municipales deberán intervenir.
El obispo manifestó, además, su contrariedad ante las donaciones de Libero Cobre: “cuando hay una empresa minera que es una amenaza para el medio ambiente, tenemos que discernir la respuesta que hay que dar. (…) Si están ofreciendo dinero en ayuda, es una manera de ir ganando terreno; y, ante eso, debemos estar alerta. De parte de la Iglesia no hay permiso para recibir dinero de empresas que vayan a afectar el medio ambiente”.
Denunció, por otro lado, los riesgos ecológicos vividos por el territorio amazónico, que la ausencia estatal contribuye a ampliar: “hay más cosas que están afectando la Amazonía: la minería entre comillas legal, la minería ilegal, la tala indiscriminada de la selva para siembra de cultivos de uso no ilícito. Y esto me parece que afecta grandemente una región tan importante como la Amazonía”.
Finalmente, lanzó un llamamiento al próximo presidente de Colombia: “yo le pido al futuro gobernante que mire al Putumayo con interés, porque siempre queda uno desconcertado ante el hecho de que al Putumayo le estén sacando el petróleo hace más de 60 años y las vías estén en las condiciones en que están, los pueblos estén sin acueducto, las escuelas y la educación tengan tantas falencias”.
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