Robin Muñoz Taborda, «Lucho Osorio». Fotografía cortesía.
A pesar de la sensibilización sobre el tema y de los múltiples llamados que se elevaron desde diferentes sectores, el patrón de los asesinatos de firmantes de paz y excombatientes parece no tener fin en Colombia.
Es del pasado domingo 17 de julio la noticia del homicidio de Robin Muñoz Taborda, conocido con su seudónimo «Lucho Osorio», quien fue ejecutado a horas de la tarde en la vereda Tijeras, en el municipio antioqueño de Campamento.
La víctima de 29 años, era un excombatiente en proceso de reincorporación e integrante del ETCR (Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación) Jhon Bautista Peña, en La Plancha, municipio de Anorí, en donde además adelantaba un proceso productivo propio.
La Corporación Nacional de Reincorporación Comunes – CNRC, denunció el hecho reiterando <<la necesidad de la implementación integral del Acuerdo de Paz, con enfoque de género, territorial, étnico y diferencial que nos permita construir paz con Justicia social>>.
El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz – INDEPAZ, informó que en esta zona de Antioquia hacen presencia las AGC, el ELN y grupos residuales de las extintas FARC-EP, como el frente 36 y 18.
La Defensoría del Pueblo emitió la Alerta Temprana 011/2021 mediante la que << señala que hay una explotación de los recursos hídricos>> que es un factor <<de interés de lo grupos armados ilegales en estas zonas de Antioquia, ya que el desarrollo de proyectos hidroenergéticos ha implicado una fuerte inversión de capital, a la que han pretendido tener acceso mediante la imposición de exacciones>>.
Según INDEPAZ, este homicidio eleva la cifra de excombatientes y firmantes de paz asesinados a 325 desde la firma del Acuerdo de Paz, 26 en lo corrido de 2022.
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