Este martes 3 de octubre se realizó, en la Plaza de Bolívar de Bogotá, el acto de Excusas Públicas por parte del Estado por los casos de ejecuciones extrajudiciales –conocidos como falsos positivos– de las que fueron víctimas jóvenes residentes en Bogotá y en Soacha (Cundinamarca). Las madres de Soacha le mandaron un fuerte mensaje al ex presidente Álvaro Uribe Vélez.
Por Carolina Toro Leyva, Contagio Radio.
Bogotá. El ministro Iván Velásquez encabezó el acto, que quedará como la primera vez que el jefe de esta cartera –del que depende el Ejército Nacional– les dio la cara a las víctimas de esas ejecuciones y les pidió perdón por la desaparición y asesinato de 19 jóvenes a manos de militares.
Fueron 19 las familias de víctimas de Bogotá y Soacha las que escucharon el mensaje del ministro de la Defensa en la tarde de este martes. Aunque recibieron su pedido de perdón, las víctimas también exigieron la presencia de los expresidentes Juan Manuel Santos y Álvaro Uribe Vélez.
En el acto, ordenado por el Tribunal de Norte de Santander en 2015, el ministro Iván Velásquez pidió perdón por estos hechos que desencadenaron la muerte de estos jóvenes. “No eran guerrilleros, no estaban realizando acciones conflictivas”, expresó el funcionario. Así mismo, reconoció la participación del Estado en la ejecución de estos crímenes, que calificó como “vergonzosos”.
En contexto: https://www.contagioradio.com/gobierno-pedira-perdon-publico-por-falsos-positivos-en-soacha/
“Hoy les pedimos perdón a las familias de estos 19 hombres, pero también a todo un país que vivió el horror de la criminalidad de las ejecuciones extrajudiciales, que según el auto 33 de 2021 de la JEP, por lo menos 6.402 fueron víctimas de asesinatos dadas como bajas en combate entre 2002 y 2008”, agregó Velásquez.
Así mismo, agregó que “nos presentamos ante las víctimas, ante la sociedad colombiana, ante la comunidad internacional, para decir: perdón. Esto, y no es un lugar común, nunca debió ocurrir. Esto nunca podrá volver a ocurrir”.
Velásquez nombró una a una las historias de todos los jóvenes desaparecidos que fueron encontrados en fosas comunes en Ocaña (Norte de Santander) y otras partes del país. En todas ellas primaba el mismo modus operando: eran civiles indefensos, en algunos casos de hasta 14 años, que viajaron a ciudades o poblaciones lejanas a su lugar de vivienda atraídos por falsas ofertas de trabajo. No se volvía a saber de ellos, eran reportados como desaparecidos y luego encontrados en fosas comunes reportados como bajas en combates con la guerrilla.
Las voces de las víctimas
Algunas de las madres de las víctimas tomaron la palabra, pero lejos de aceptar las disculpas del Estado, reprocharon aspectos del proceso de reparación, señalando a los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos (ministro de Defensa entre 2006 y 2009) como responsables de la muerte de sus hijos.
“Para nadie es un secreto que Uribe es el culpable de la muerte de todos los jóvenes. Nos quitaron la felicidad, era simplemente un niño y Santos y Uribe acabaron con nuestras familias. Era un niño y como él hubieron (sic) muchísimos niños que cayeron en esta guerra por un permiso y por una plata”, afirmó la mamá de Deiby Julián Pisa, de 14 años de edad.
De la misma forma, otra de ellas pidió respuestas, afirmando que no aceptará el perdón del Estado hasta que no se descubra el nombre de las personas que dieron la orden para las ejecuciones. “Yo no perdono a los que mataron a mi hijo hasta no determinar quién dio la orden, que sabemos quién fue, fue Uribe. ¿Dónde está Montoya? Él niega todo lo que hizo”.
Una de las intervenciones que más llamó la atención fue la de Blanca Monroy, que le envió un mensaje al expresidente Uribe, afirmando que tenía una deuda con Dios, acusándolo nuevamente de la muerte de su hijo que partió del municipio con el objetivo de trabajar.
“Soy mamá de Julián Oviedo Monroy. Estoy hace 15 años peleando por una verdad, justicia. Mi hijo no era un guerrillero, mi hijo era un muchacho lleno de ilusiones y sueños, pero le acabaron la vida aquellos militares. Aquí estoy defendiendo a mi hijo, porque él no era un guerrillero. Uribe hoy se burla de nosotros, de las víctimas de Colombia, pero cuando esté allá arriba no se va a poder burlar de nadie, Dios lo va a estar juzgando”, fueron las palabras de Monroy.
Algunas de las familias que estuvieron presentes en este acto de excusas fueron las de Jaime Estiven Valencia Sanabria, Elkin Gustavo Verano Hernández, Daniel Alexánder Martínez, Jaime Castillo Peña, Víctor Fernando Gómez Romero, Joaquín Castro Vásquez, Eduardo Garzón Páez, Julián Oviedo Monroy, Diego Armando Marín Giraldo, Mario Alexánder Arenas Garzón, Diego Alberto Tamayo Garcera, Jader Andrés Palacio Bustamante, Ómar Leonardo Triana Carmona, Óscar Alexánder Morales Tejada, Edwar Benjamín Rincón Méndez, Weimar Armando Castro Méndez, Deiby Julián Pisa Gil, Jonás Ariza Barbosa y Carlos Redondo.
Qué dijo el Ejército Nacional
El comandante del Ejército Nacional, mayor general Luis Mauricio Ospina Gutiérrez, intervino en el acto de Excusas Públicas y destacó que “algunos integrantes del Ejército desviaron su vocación de servicio a la patria”.
Dijo que estos hechos ha sido una “lección dolorosa que las nuevas generaciones de soldados no deberán repetir, porque a la institución el valor esencial y principal será por siempre la protección y el respeto de la vida”.
“Como miembros del Ejército Nacional nos encontramos en la obligación legal y moral de reconocer y aceptar que se causó la muerte a mencionados jóvenes habitantes del municipio de Soacha. Hechos cuestionables que exigen justicia”, aseveró el general.
Finalmente, terminó su intervención indicando que “en aras de garantizar la justicia, la verdad, la reparación y las garantías de no repetición, ofrecemos nuestras sentidas y sinceras disculpas y pedimos con la humildad que caracteriza a un soldado de la patria: perdón. Sabemos que estas palabras podrían ser insuficientes para enaltecer la memoria de estos 19 jóvenes, que hoy en día deberían estar a su lado”.
Intervención de Petro
Sobre las 7 de la noche –tres horas después de la hora en la que dijo que iba a llegar– llegó a la Plaza de Bolívar el presidente Gustavo Petro. En su discurso, les dijo a las madres de los jóvenes que “son las madres de la patria realmente, que las han querido silenciar”.
También dijo que “lo primero que tenemos que lograr es que salga y se conozca la verdad” sobre estos crímenes. “A partir de la verdad podemos construir la reconciliación”, agregó.
En ese sentido, dijo a los miembros de la Jurisdicción Especial para la Paz que estaban presentes en el acto que “trabajen más, más y más para encontrar la verdad sin miedo. Que el gobierno, la policía y los militares de hoy están dispuestos a cuidarlos. Hagan el trabajo a fondo, descubran la verdad”.
Posteriormente, el jefe de Estado dijo que su gobierno está comprometido en “cómo nos recomponemos, ver cómo cesamos de matarnos entre nosotros y cómo nos perdonamos y reconciliamos”.
“Ese es el objetivo de este Gobierno: yo no estoy aquí pensando cómo perpetuarme en el poder, me aburre el poder. Dicen que no llego a las citas, es que a mi me jarta el poder. Yo no quiero ser un viejo adicto al poder y acá hay muchos, quiero escribir otras cosas”, expresó el presidente.
“Yo me permito pedirles perdón, madres. Ustedes son las madres de toda Colombia, son la madre patria. La sangre de sus hijos, ojalá, riegue el surco de la Colombia humana que seremos mañana, del Ejército poderoso que seremos mañana, no para matar, sino para vivir de la vida hermosa que seremos mañana”, sentenció el mandatario.
Historia de las madres de Soacha
Para entender el motivo de las ejecuciones extrajudiciales registradas en Colombia y que fueron denominadas como ‘falsos positivos’ cabe resaltar que en 2005 fue expedida una directiva del Ministerio de Justicia en la que se combinaban beneficios para los militares que incrementaran los resultados, es decir, las bajas de guerrilleros en combate.
En 2008, un grupo de mujeres en el municipio de Soacha y otras más de Bogotá se unieron para pedir explicaciones sobre la muerte de sus hijos, ya que estos habían dejado sus hogares convencidos de que serían contratados en un trabajo, pero tiempo después fueron notificados como guerrilleros dados de baja durante combates con las Fuerzas Militares.
Las víctimas fueron encontradas en una fosa común a 600 kilómetros del municipio, en una localidad de Ocaña, cerca de la frontera con Venezuela, pero la mayoría de los casos coincidía en que eran hijos de familias de escasos recursos.
Luego de la primera denuncia, estas mujeres recibieron múltiples amenazas, pero eso no impidió que continuaran buscando verdad. Para ello, se reunieron en plazas públicas, universidades y colegios para contar la historia de sus hijos desaparecidos bajo una misma premisa: “Ellos no eran guerrilleros”.
De esta forma, las madres de Soacha se convirtieron en la imagen y representación de miles de familias que tenían dudas similares respecto a la desaparición o asesinato de sus hijos, en un proceso que en 2021 la Justicia Especial de Paz (JEP) confirmó que se registraron más de 6.402 muertes ilegítimas presentadas como bajas en combate entre 2002 y 2008.