Foto: Papa Francisco/ VenusMedia
Durante la oración que el papa Francisco presidió en la Basílica de San Pedro, el Sumo pontífice pidió por el bienestar de la población a nivel mundial y las personas que han sido afectadas por la pandemia del Covid-19, a su vez advirtió que la humanidad se ha dejado absorber por la rutina y el ego, sin embargo, resaltó que es una oportunidad para descubrir que todos pertenecemos al mismo planeta por lo que invitó a trabajar a todos de la mano.
El papa hizo alusión a la pandemia a la que describió como «una tormenta inesperada y furiosa» que demostró cómo toda la humanidad comparte la misma barca, «todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos». (Lea también: Más de 300 organizaciones y personalidades piden al Pápa interceder por la paz de Colombia)
Durante su reflexión Francisco resaltó la labor de las «personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas» y que hoy están decidiendo el destino del mundo «médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, maestros, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo». (Le puede interesar: Organizaciones sociales piden al Papa que intervenga en negociación con ELN)
La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad: Francisco
Advirtió que la humanidad se ha dejado absorber por la material y la prisa, «no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo».
Finalmente señaló que en medio del aislamiento «donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas» es tiempo para motivar espacios que generen hospitalidad, fraternidad y solidaridad.