Foto: e-consulta
Las mujeres privadas de la libertad en el país han alcanzado logros significativos para el movimiento carcelario. Algunos de los más importantes son el cierre de la Torre 9 de la Cárcel de máxima seguridad La Tramacúa y el haber generado dinámicas de aprendizaje al interior de los patios en los que se encuentran recluidas a pesar de las vulneraciones que enfrentan en el día a día.
Érika Aguirre, víctima de falso positivo judicial conocido como el caso «Lebrija»,nos acompañó en los micrófonos del Expreso Libertad, para relatar experiencias cómo su primer encuentro con las mujeres en las cárceles, y cómo poco a poco, además de reconocerse prisionera política, inició un trabajo en conjunto con las demás reclusas para hablar de derechos en la penitenciaria de Chimitá.