Durante el Paro Nacional, que completó tres meses el pasado 28 de Julio, se han reportado, por lo menos, 82 víctimas de lesiones oculares, entre las que se encuentran daños graves en la capacidad de la visión de las personas hasta la pérdida de los ojos. La mayoría de las víctimas son personas jóvenes, desde los 17 hasta los 25 años.
Varias organizaciones de Derechos Humanos han coincidido en analizar las agresiones por parte de la Policía y el ESMAD como prácticas sistemáticas, ya que son repetitivas y se producen con la intención de provocar daño, además, el número de víctimas es bastante alto, lo que indica que se trata de acciones premeditadas y con el fin de infringir daño a partir del uso indiscriminado y sin apego a los protocolos de las llamadas “armas de baja letalidad”.
Varios de los testimonios de los jóvenes que han sido víctimas de lesiones oculares, tanto en Colombia como en otros países con protestas sociales, dan cuenta del grave daño que provocan este tipo de lesiones, no solamente a nivel físico sino psicológico, y el manto de impunidad que se teje sobre este tipo de prácticas, causadas generalmente por el ESMAD en el caso colombiano.
Adicionalmente, el casi total nivel de impunidad en la que se encuentran este tipo de violaciones de DDHH hace que estas acciones se conviertan en una amenaza permanente para quienes salen a protestar, e incluso, para quienes no hacen parte de las protestas pero se encuentran en los alrededores de las mismas, ya que toda persona puede resultar afectada, pues la acción de los cuerpos de seguridad es indiscriminada.
Contagio Radio, consultó a un equipo de Psicología y jurídico de la Comisión de Justicia y Paz, que está acompañando algunas de las víctimas de estos casos y encontró que los daños, en muchas ocasiones, son irreparables y los niveles de impunidad, así como la falta de acceso a servicios de salud agravan aún más las consecuencias para las víctimas y dejan sin ningún tipo de castigo a los responsables.
¿Por qué se pueden catalogar como sistemáticas las lesiones oculares en la protesta social?
El uso de las armas del Estado para arrebatarle la vista a los y las jóvenes se puede considerar una acción sistemática que se enmarca dentro de una estrategia con la cual el Estado ha decidido responder a la protesta social.
Esto por tres razones principales:
- 1. son acciones que se presentan específicamente en situaciones de protesta enmarcadas dentro del paro nacional.
- 2. No se pueden considerar situaciones aisladas, ni como accidentes puesto que se han presentado en repetidas ocasiones y en distintos lugares del país.
- 3. El perfil de la mayoría de las víctimas de las lesiones oculares perpetradas por la fuerza pública son jóvenes, quienes han participado o han estado presentes en lugares durante situaciones de protesta. Esto demuestra una acción intencional, planificada, cuyas víctimas no son escogidos de forma aleatoria.
Pero, el daño a la protesta social y a las personas víctimas no termina allí. Para una de las Psicólogas que integra el equipo de la Comisión de Justicia y Paz, afectar la visión de una persona en sus ojos es también agredir a la sociedad y a su cultura, dado que los ojos, más allá de una función fisiológica, son la posibilidad de relación con el entorno.
Daños psicológicos multidimensionales de las lesiones oculares producidas por el ESMAD o la policía
“Más allá de una función fisiológica, a lo largo de la historia de existencia del ser humano, y en distintas culturas, se ha atribuido al ojo una gran importancia simbólica. Se le ha asociado con el conocimiento, la sabiduría, la maldad, el peligro. Los ojos permiten percibir la realidad y actuar para transformarla. En el contexto del paro nacional, donde los y las jóvenes ejercen de múltiples formas su derecho a la protesta, al ser conscientes de una realidad con la cual no están de acuerdo, y desean transformarla. El arrebatarle a una persona la posibilidad de ver implica restringir el acceso a conocer el mundo que le rodea y, por lo tanto, su capacidad de actuar sobre el mismo.”
Según las personas profesionales de la rama, los efectos nocivos de este tipo de lesiones son multidimensionales. A nivel personal la afectación al proyecto de vida, a la forma de ver el mundo y la culpabilidad por decisiones que tomo al salir a protestar o estar en un lugar de protestas son las más comunes.
“a nivel general podríamos evidenciar que el impacto que tiene este tipo de acciones en la subjetividad es una sensación de pánico, temor e inseguridad frente a decidir ejercer su derecho a la protesta.”
En cuanto a lo familiar hay dos dificultades serias que se presentan en las familias con integrantes lesionados en los ojos. Generalmente, las personas que deciden participar en las protestas lo hacen porque sus derechos no están garantizados o porque se solidarizan con personas a quienes no se les respetan esos derechos.
Es decir, muchos de los jóvenes afectados están terminando sus carreras, o trabajando para aportar en el sostenimiento familiar, incluso pagando ellos mismos o mismas sus carreras o sus estudios universitarios o de educación media, por lo que una lesión afecta su vida propia y la de su entorno cercano.
Otro de los problemas, que también tiene que ver con la precariedad en la garantía de los derechos es el acceso a la salud. Una persona afectada en este nivel debe acceder a un tratamiento muchas veces largo y tortuoso, si se tiene en cuenta el dolor físico infringido y la baja calidad de atención en salud del sistema de seguridad social del Estado.
“Las consecuencias en lo social de estas acciones específicas son difíciles de determinar, puesto que como se mencionó anteriormente, estas se encuentran enmarcadas dentro de una estrategia en donde se ha criminalizado y deslegitimado el ejercicio a la protesta social. Como consecuencia, muchas personas podrían abstenerse de salir a ejercer su derecho a la protesta, e incluso presentar emociones y sensaciones asociados al pánico o ansiedad si una persona cercana se encuentra en los escenarios de protesta por el temor a las lesiones oculares o de cualquier otra forma de las que pueda ser víctima.
Adicionalmente, la instrumentalización de los medios de comunicación hegemónicos que ocultan este tipo de situaciones, los aíslan, o incluso los utilizan para desinformar y continuar con la estigmatización a la protesta y a los y las jóvenes puede tener consecuencias en el tejido social. Muchas personas podrían incluso culpar a los y las jóvenes víctimas como responsables de los hechos, e incluso ellos mismos podrían sentirse culpables por lo sucedido.
Se pretende imponer el miedo a protestar
La culpabilización de las víctimas, la prevalencia del dicho «eso le pasa por…» y otro tipo de señalamientos evidencian que la sistematicidad de las acciones de la policía están encaminadas o pretender ser un castigo contra la protesta social, pretendiendo imponer una sensación de miedo.
También hay un cambio en la relación con los lugares donde se presentan este tipo de acciones, puesto que pasan a ser lugares de miedo, que se asocian consciente o inconscientemente al mismo tiempo con la protesta social. Muchas personas decidirán cambiar su forma de habitar su territorio, evitarán los lugares asociados a la ocurrencia de los hechos o sentirán malestar emocional al transitar por allí.
Sin embargo, también los testimonios de las personas, la creación de grupos de víctimas y la reacción de quienes se mantienen en las calles en el Paro Nacional, son la evidencia del camino en otro tipo de reivindicación de lo simbólico como parte de la protesta y de los logros alcanzados en el Paro Nacional.
Los recorridos de murales, el afán por borrarlos por parte de un sector de la sociedad o de las FFMM y de Policía, el derribamiento de los símbolos de la esclavitud que todavía se erigían sobre pedestales en las ciudades, es muestra de que la protesta social también está adquiriendo una multidimensionalidad que tendrá resultar en cambios estructurales, desde la forma de ver el mundo hasta las prácticas cotidianas de muchas personas.
Le puede interesar leer: Cristian Rodríguez perdió un ojo por la crueldad policial pero no ha perdido las ganas de luchar