Fotografía cortesía.
En un comunicado emitido el pasado 7 de julio, tras la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal de Colombia, llevada a cabo entre el 4 y 8 de julio, los obispos del país manifestaron preocupaciones y retos que la nación enfrenta afirmando su compromiso “de trabajar por la paz y la reconciliación en nuestras comunidades y regiones”.
Los sacerdotes, durante la Conferencia, revisaron los principales problemas que aquejan al país, constatando criticidades en temas de violencia, educación, protección ambiental e importantes retos por cumplir, es decir paz, diálogo y unidad nacional.
Esta comunicación de la Conferencia Episcopal de Colombia estaría alineada con el nuevo espíritu del gobierno de Gustavo Petro y el Pacto Histórico en que se plantea la posibilidad de abrir canales de diálogo con todos los actores armados.
Específicamente la Conferencia Episcopal señala:
“Constatamos el grito de nuestro pueblo, sobre todo de aquellas regiones amenazadas por la violencia, la proliferación de grupos armados al margen de la ley, la ilegalidad, el narcotráfico y la inequidad social, que anhelan soluciones a sus problemas más graves y claman por reformas sustanciales que le cierren el camino a toda forma de corrupción.
Evidenciamos que entre los grandes retos que afronta el país está la educación de nuestros niños, adolescentes y jóvenes. Nos preocupa verlos a veces sumidos en el desencanto frente a la falta de oportunidades. Urge dinamizar y promover la participación de la población joven del país en todos los procesos, escuchar sus voces y alentarlos en sus proyectos de vida.
Tenemos una responsabilidad histórica frente a la protección de la Amazonía colombiana que está siendo destruida o en proceso de serlo con proyectos que laceran nuestra Casa Común, afectando con ello el presente y el futuro de la nación y del planeta.
Un paso ineludible es recrear la voluntad de ser nación y de construir la unidad en medio de la diversidad, entre los diferentes sectores, a través de un esfuerzo creativo que aliente nuestra confianza generosa en los propósitos de diálogo y cooperación, frente a la polarización que tanta división ha generado.
(…) ¡Basta ya de toda guerra! Caminemos juntos para erradicar cualquier expresión de odio y violencia, que no solo nos empobrecen materialmente, sino que también nos deshumanizan y aniquilan espiritualmente. Necesitamos una nueva apertura al diálogo que debe ser productivo, como instrumento de construcción y de consolidación en pro de una democracia incluyente y participativa.
Exhortamos a todos los colombianos a continuar los esfuerzos en el trabajo por el bien común recordando que, para lograrlo, el papa Francisco nos ha invitado a ser “artesanos de paz”. Esto implica dar una mirada serena y crítica a nuestra historia con sus heridas aún abiertas y sus cicatrices, de modo que los pasos que demos hacia la reconciliación se cimienten en la verdad”.
Firmaron el comunicado los vértices de la Conferencia Episcopal, su Presidente, el arzobispo Luis José Rueda Aparicio, su Vicepresidente, arzobispo Omar Alberto Sánchez Cubillos y, finalmente, su Secretario General, obispo Luis Manuel Alí Herrera.
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