En la primera sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, los bloques 5 y 6 hicieron referencia a casos de presos políticos y a la represión que han sufrido históricamente los movimientos políticos en el país. es decir que las cárceles han sido escenarios de genocidio en nuestro país.
El Tribunal, atendiendo a la solicitud de 176 organizaciones sociales, populares, de derechos humanos y de 200 personas, anunció desde enero que llevaría a cabo el juicio de crímenes contra la humanidad en nuestro país.
En la sesión de Bucaramanga, en la Universidad Industrial de Santander (UIS), donde se dió inicio al TPP con la intención de reconocer, visibilizar a los pueblos que han sido víctimas de violaciones de los derechos fundamentales contemplados por la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos.
Luego de tocar temas alrededor del exilio, del campesinado, del movimiento sindical y del movimiento estudiantil, el Tribunal le abrió paso a la lectura de una serie de informes que narran la realidad a la que se han enfrentado movimientos carcelarios y movimientos políticos del país
Cárceles son escenarios de prácticas de genocidio
A un año de los sucesos perpetrados en la cárcel La Modelo, en los que se asesinaron a 23 reclusos por ejercer su derecho a la protesta, Lina Jiménez, presa política durante 3 años y 6 meses por el caso Andino, expuso con vehemencia un informe en el que se evidencian las prácticas inhumanas llevadas a cabo en los centros penitenciarios del país.
De acuerdo a lo mencionado en el informe leído por Jiménez, los presos políticos en la mayoría de los casos integran organizaciones sociales y políticas, son lideresas y líderes sociales defensores de DDHH, y población victima de montajes judiciales.
En medio de estas dinámicas estatales, se evidencia un aniquilamiento físico y simbólico de los presos políticos, quienes son perseguidos por el sistema judicial por imponerse al orden político imperante pidiendo reformas que buscan dignificar a la ciudadanía en general.
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Prácticas inhumanas que se viven en las cárceles del país
Según el informe, desde las décadas de los 60 y 70, se descubrieron lugares de reclusión ilegal a través de los cuales amedrentaban a quienes se oponían al poder hegemónico.
Actos como la simulación de fusilamientos antes de presentarse ante jueces y militares, dan cuenta de la manera en que el aparato estatal actuaba con los presos políticos.
Dentro de los hechos más comunes en contra de estos prisioneros, están las golpizas, el uso de gases lacrimógenos en lugares cerrados, la aplicación de gas pimienta en rostro y genitales, choques eléctricos, o desnudos que muchas veces terminan en violencia sexual.
Otra constante son las campañas mediáticas de desprestigio para detener arbitrariamente activistas y presentarlos como positivos en la lucha contra organizaciones insurgentes. Uno de estos casos fue el del docente universitario Miguel Ángel Beltrán en 2009, a quien Álvaro Uribe señaló como «el profesor del crimen».
Genocidio también se presentó contra movimientos políticos
Además de las prácticas genocidas llevadas a cabo en las cárceles del país, esta primera sesión del TPP tuvo entre sus ejes temáticos los genocidios contra los movimientos políticos.
En este bloque, hablaron representantes del movimiento político A luchar, de la Unión Patriótica (UP) y de la Unión Nacional de Oposición (UNO).
A luchar fue un movimiento que desde el poder popular, la movilización directa y desde abajo buscaba la transformación radical de estructuras políticas, económicas y sociales del país durante las décadas de los 80 y 90.
Contra esta organización se desarrolló la Operación Relámpago en 1990. Los militantes de A luchar fueron durante años objeto de masacres.
Según el informe leído ante el TPP, se han documentado 575 crímenes en su contra dejando un saldo de 305 vidas, 35 amenazas de muerte, 27 heridos de bala, 14 exiliados, 149 detenidos, 21 allanamientos y 9 torturados.
La autoría de estos hechos se le atribuye a grupos paramilitares, a las Fuerzas Militares y la Policía Nacional.
Unión Patriótica: el genocidio continúa
Al igual que A luchar, los miembros de la UP también fueron exterminados por agentes del Estado.
«El Estado no solo ha recurrido a hechos violentos, desplazamientos, asesinatos y desapariciones sino que ha hecho acciones jurídicas que buscan la eliminación directa y simbólica del colectivo»
Señaló la representante de la UP ante el TPP
Desde 1984 hasta hoy, según el informe, los gobiernos de turno se han valido de militares y paramilitares para implementar una doctrina de seguridad nacional.
Planes de eliminación de movimientos políticos como el Plan Esmeralda, el Baile Rojo, o el Golpe de gracia, son modelos guerreristas que salvaguardan los intereses de las élites.
De acuerdo a la lectura de la representante, la UP siempre se ha vendido ante el país como un enemigo interno y las acciones violentas y sistemáticas se han justificado bajo premisas como «la salvación del comunismo y del ateísmo», para evitar que el movimiento se consolide como fuerza política.
Por otra parte, la Unión Nacional de Oposición (UNO), presentó una lectura contando cómo durante 10 años (1972-1982) su accionar desde una mirada de izquierda y progresista incomodó a las élites de poder lo que condujo a una creciente represión y a homicidios sistemáticos, que desembocaron en un genocidio.
Dentro de los hechos reprochables contra la UNO, se han documentado 1900 casos de violación de DDHH. Además el representante de UNO habló de 22 desapariciones, 324 homicidios de militantes y actos genocidas cometidos contra jóvenes hombres, mujeres, niños y niñas.
«Esa búsqueda por eliminar al opositor para que no pueda avanzar con procesos políticos continúa en el tiempo, en momentos y lugares diferentes pero siempre con la misma sistematicidad»
Representante de UNO ante el TPP
Lo que buscan estos movimientos políticos ante el Tribunal Permanente de los Pueblos es una reparación colectiva e individual y que se reconozca el genocidio.
“No se puede garantizar que no se repita lo que ni siquiera se nombra”, concluyó la representante de la UP ante el TPP.
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