Investigadores del Instituto Popular de Capacitación (IPC) verificaron el rompimiento, por lo menos en 6 partes, de un jarillón (barrera hecha de tierra y materiales desechables para evitar desbordamientos de ríos) en el antiguo humedal de San Pumoso en el municipio de Nechí, Bajo Cauca.
En el 2018 el IPC ya había denunciado un daño masivo ambiental por un caso similar a pocos metros del nuevo rompimiento, ocasionando la muerte de miles de peces de la cuenca del río Nechí y afectando a los pescadores nativos de la región.
El 12 de junio los investigadores de la IPC, al recibir el llamado y la denuncia de los pescadores por un nuevo rompimiento del jarillón, constataron que la empresa Mineros Aluvial, que está en la zona de explotación que rodea el jarillón, no tiene los cuidados pertinentes para mantener esta brecha en buen estado, y además se denuncia que la empresa extractiva también arroja sedimentos de la explotación minera a los ríos y humedales.
Mauricio Soto, uno de los investigadores, advierte que la construcción y mantenimiento del jarillón son responsabilidad de la empresa Mineros Aluvial SA, la cual pertenece al grupo Mineros S.A.
También aclara que hay corresponsabilidad con la Autoridad de Licencias Ambientales (ANLA), puesto que es la encargada de entregar las licencias ambientales para la construcción de este tipo de sistemas de pozo cerrado a través de los jarillones.
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Se necesita de una pronta respuesta de autoridades para mitigar el daño ambiental en el humedal
Los pescadores que han denunciado estos hechos recalcan que el 9 de junio se percataron de una coloración en el río, que también se presentó en 2018, la cual no obedecía a las temporadas de lluvia, por lo que decidieron acercarse a la zona donde se rompió el mismo jarillón, afectación que provocó que los peces de esta zona fueran no aptos para el consumo.
Los pobladores explican que en circunstancias normales el agua del río Nechí es más oscura que la de los humedales y afluentes, pero en este caso el agua del río se ha tornado más clara.
Soto explica que este problema se debe a una descarga gigante de agua que no tiene los niveles de oxígeno suficientes, además, tampoco se ha renovado el agua del pozo, esta función es importante puesto que en los humedales esta renovación debe ser constantemente.
Si el agua se estanca los niveles de oxígeno bajan, produciendo el vertido de sedimentos y metales que, sumados al rompimiento de la estructura de jarrillón, perjudican a la población que vive de la pesca.
EL IPC exigió a las autoridades que intervengan en esta situación y que busquen soluciones para mitigar el riesgo de un daño ambiental por el nuevo impacto de esta ruptura y que también exigen que se desarrollen acciones para solucionar las fallas estructurales que provocan emergencias recurrentes.
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