Foto: Serraniagua
07 Mar 2019
La Serranía de los Paraguas, ubicada entre el Valle del Cauca y el Chocó, es uno de los lugares de mayor riqueza de biodiversidad del planeta pero también uno de los más amenazados por la ganadería extensiva y el monocultivo. Zonas de la Serranía como el Cañon del Río Garrapata, antes cubiertas por una gran variedad de bosques, hoy son predios de pastoreo que sufren de graves afectaciones sobre el suelo.
Así lo afirma Francisco Ceballos, consultor en temas agropecuarios y de ordenamiento territorial, quien en los últimos 22 años ha logrado la conservación de más de 175 hectáreas de bosque subandino a través de su proyecto, el Bongo Negro. En esta bioreserva, ubicada en la cordillera norteoccidental del Valle del Cauca, la flora y fauna silvestre han regresado paulatinamente a este terreno, antes deteriorado por el pastoreo. (Le puede interesar: «La deforestación, uno de los mayores riesgos para los animales en Colombia»)
En cambio de usar la resiembra para recuperar los bosques de esta zona, Ceballos dejó que estos ecosistemas se regenerara por si mismo, en total aislamiento. En 2012, instaló cercas en los perímetros de la finca para impedir la intervención de los humanos y el ganado en este territorio. Esto fue seguido por unas siembres de especias precursores y después «la naturaleza hizo su trabajo», dijo el conservacionista. En solo siete años, logró rehabilitar la zona y crear tres corredores biológicos. (Le puede interesar:
Hoy, Ceballos espera que este modelo de conservación se pueda replicar en otros regiones del país. Junto a la organización ambiental Serraniagua, buscan la creación de nuevas zonas de reservas forestales desde la sociedad civil en áreas de la Serranía en el Valle del Cauca y el Chocó. Asimismo, adelanta trabajos con autoridades ambientales en tres municipios del Valle, para proteger a más de 40.000 hectáreas de bosque.