Jani Silva lideresa socioambiental de Putumayo y presidenta de Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica (ADISPA) es una mujer que siempre ha luchado por la defensa de la vida y el territorio. Hace poco fue nominada al premio nobel de paz como reconocimiento a toda una vida de lucha y construcción de Paz Global Territorial.
Por Carolina Toro Leyva
Bogotá. Suena el teléfono y Jani va en el carro con sus compañeros de trabajo. Sonríe y les cuenta que acaba de recibir la noticia de que la nominaron al premio nobel de paz. Tod@s arman una bulla con chiflidos y palmadas. “Esta nominación es al trabajo de todos porque yo no trabajo sola. Estamos convencidos de que nuestra lucha es justa y necesaria porque defender la Amazonía es defender la vida de las generaciones presentes y futuras”, señala Jani con un tono festivo.
Jani Silva es presidenta de la Asociación de Desarrollo Integral Sostenible Perla Amazónica (ADISPA) que es la organización que representa legalmente a la Zona de Reserva Campesina Perla Amazónica, ZRCPA, en el departamento de Putumayo. Siempre se ha caracterizado por su labor en defensa y protección del ecosistema amazónico y su apuesta inquebrantable por la construcción de paz con justicia socio ambiental.
Esta férrea voluntad por retrasar al máximo la explotación petrolera y sus constantes denuncias por la contaminación dentro de la zona de reserva campesina le han valido varias amenazas contra su vida. Sin embargo, nada la ha detenido.
«Estas amenazas son no solamente contra mí o la comunidad, sino contra el agua, los árboles y las especies que están en riesgo de extinción”, indico la lideresa ambiental.
Está muy contenta, ríe mientras charlamos por teléfono. Si la tuviera enfrente, le daría un abrazo. Me dice que para ella la nominación en si misma ya es un premio a todo el esfuerzo. “Si no hubiera sido por el grupo de personas que me apoyan, que me acompañan, hubiera sido imposible transitar este camino; y está nominación es por el trabajo de tod@s, de este grupo de mujeres que con mucha alegría me acompañan en esta defensa y a todo el grupo en general”, asegura.
Y así ha sido su lucha
Es oriunda del departamento del Amazonas, pero llegó al Putumayo a la edad de 12 años. “Desde que estaba niña me gustaban mucho los árboles y los animales. Siempre estaba rodeada de naturaleza, y tuve una relación muy cercana que marcó todo este amor que siento por el territorio; de hecho nosotros vivíamos en la zona rural de Puerto Asís (Putumayo), cuando llegamos y era increíble”, Recuerda Silva.
“Sería muy bonito que todos estuviéramos comprometidos con el tema ambiental, con la educación, los valores, y el desarrollo de las comunidades dentro de un proyecto minero y petrolero», señala Jani Silva. Foto: Archivo Comisión Intereclesial de Justicia y Paz.
Jani siempre ha tenido una vocación por el liderazgo. En el colegio fue representante de los alumnos, luego secretaria de la JAC de su vereda y luego inspectora rural, puesto que asumió por 13 años, permitiéndole recorrer todas las veredas. Así se volvió un referente de confianza y una líderesa en la región. En la década de los 90 empezó a solicitar que su territorio fuera denominado Zona de Reserva Campesina. Fue un proceso largo que terminó en el año 2000, pero finalmente lo logró.
Como lideresa, Jani ha defendido a su comunidad y a su entorno contra los daños causados por el gigante petrolero Amerisur Resources Plc desde el 2006. Amerisur ahora es propiedad de GeoPark Colombia, empresa que en el 2021 firmó acuerdos con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para sus proyectos en los departamentos de Putumayo, Meta y Casanare.
Estos convenios llamados: Unidos por la Reactivación Territorial finalmente se echaron para atrás por la labor de las organizaciones que evidenciaron frente al PNUD las denuncias que existen en contra de la empresa GeoPark Colombia por la contaminación del agua y la tierra, el desplazamiento y las violaciones al proceso de consulta previa.
Y es precisamente por esta incansable labor que las amenazas empezaron a llegar, pero “el trabajo siempre es el mismo, se ha hecho concientización, y en ese proceso ha habido diferentes etapas; cuando nosotros fuimos, al frente del acuerdo de sustitución de cultivos de uso ilícito, en el marco de los Acuerdos de Paz, fue difícil por el incumplimiento del Gobierno, pero hemos persistido. De pronto en este momento podamos retomar, con la esperanza de que en este nuevo gobierno de la paz total podamos trabajarle a eso”, indica y agrega:
“En este tiempo hemos tenido logros importantes, como haber retrasado la entrada de más plataformas petroleras al territorio. Es innegable que pese a nuestra lucha persisten los problemas socioambientales. Por ejemplo, nuestra comunidad ya no tiene agua potable. Tenemos que recoger aguas lluvia porque los ríos y quebradas, que antes surtían todo el tiempo de pescado y agua, están contaminadas por residuos propios de la industria petrolera”.
En diciembre de 2018, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) decretó medidas cautelares para proteger a Jani. A pesar de ello, la entidad colombiana encargada de brindar estas medidas, la Unidad Nacional de Protección (UNP), interrumpió algunas de estas medidas de protección en diciembre de 2020. Aunque luego estás fueron reestablecidas, la preocupación está latente. A la fecha y según Indepaz, desde el 26 de septiembre de 2016 hasta el 03 de marzo de 2023 van 1429 Líderes, lideresas y defensores DDHH asesinados en Colombia.
«(…) Nuestra comunidad ya no tiene agua potable. Tenemos que recoger aguas lluvia porque los ríos y quebradas, que antes surtían todo el tiempo de pescado y agua, están contaminadas por residuos propios de la industria petrolera”, señala esta lideresa socioambiental. Foto: cortesía PBI.
“En este momento defender la vida y los recursos naturales en territorio es una situación peligrosa y de ahí surgen las amenazas contra los líderes, pero vivir con miedo, no es vivir. Hay que alzar la voz y buscar quien defienda a los defensores”, aseguró Jani y añadió: “cuando han sido las amenazas, pensamos en acabar con la organización, pero no quise porque nosotros tenemos una responsabilidad muy grande porque todo el mundo respira el oxígeno de nuestros bosques”.
Nuevas perspectivas
“A nosotros el solo hecho de la nominación nos favorece, porque es mostrar el trabajo que se hace, que haya más compromisos nos solamente de organizaciones, sino que sean más los comprometidos a hacer este trabajo del cuidado de la naturaleza, del ser humano, y de la biodiversidad”, señala.
“Sería muy bonito que todos estuviéramos comprometidos con el tema ambiental, con la educación, los valores, y el desarrollo de las comunidades dentro de un proyecto minero y petrolero (…) Hay mucha gente ajena al territorio que no le duele que nuestra amazonia se deteriore, solo piensan en el desarrollo que les pueden dar la explotación y la ruptura del tejido social. (…) Una cosa es que tengamos plata para comprar comida, pero otra cosa es que tengamos comida de calidad. Comida que en realidad sea sana, valores en la familia, consciencia de la naturaleza”, indicó.
Y resaltó: “la paz no es de una sola persona o dos, es un compromiso de todos, que no existan grupos al margen de la ley o que se hagan negociaciones, que se satisfagan las necesidades básicas insatisfechas (…) hay que trabajar en la educación y la concientización de los jóvenes para que valoren el territorio”.
También mencionó la importancia de los ecosistemas “porque forman un conjunto natural que defiende la vida en el mundo, por eso es necesario respetar la diversidad del suelo y rechazar los monocultivos (…) queremos que exista la variedad de cultivos, de vida, que siempre hemos tenido en el territorio y que nos están quitando. Es importante que se entienda que los daños a la naturaleza no se arreglan con dinero, se arreglan respetando a la madre tierra”, sentenció.
Ya tienen que regresar a su reunión, mi llamada la interrumpió, le pido que nos deje un mensaje: “Yo le pido a todos que nos pongamos a mirar el futuro de los niños y niñas, que como mujeres y hombres seamos conscientes de la madre tierra, de la naturaleza. Debemos pensar qué le vamos a dejar a nuestros hijos a nuestros nietos, cuál es legado, la herencia, y que los jóvenes también se apersonen de este proceso, y que se pongan a pensar en el futuro”.