Esta primera fase de la negociación concluyó el lunes 12 de diciembre después de tres meses de diálogo. El segundo ciclo de negociaciones arrancará en México el próximo 13 de febrero. Participación de la sociedad en la construcción de paz; Democracia para la paz; Transformaciones para la paz; Víctimas; Fin del conflicto armado e Implementación son los puntos puestos en la mesa.
Por Carolina Toro Leyva
Bogotá. El pasado lunes 21 de noviembre en el cerro Ávila, en las afueras de Caracas, Venezuela, el ELN y el Gobierno de Gustavo Petro reanudación las negociaciones de paz que habían iniciado en marzo de 2016, durante la administración de Juan Manuel Santos (2010-2018), y que se habían suspendido en enero de 2019, durante la era Duque (2018-2022), luego del carro bomba a la Escuela de Cadetes en Bogotá que dejó 23 muertos.
Esta primera fase de la negociación concluyó el lunes 12 de diciembre después de tres meses de diálogo. La próxima fase se hará en México el próximo 13 de febrero. Además, se anunciaron la liberación de 20 personas que estaban bajo el poder del grupo guerrillero y casa por cárcel para algunos miembros de esa guerrilla por problemas de salud.
La negociación comenzó con Cuba, Noruega y Venezuela como países garantes. Como parte del proceso se invitó a Brasil, Chile y México para sumarse con el estatus de países garantes, mientras que Alemania, Suecia, Suiza y España serán países acompañantes del proceso. Las partes también contemplan que Estados Unidos pueda tener un enviado especial a la mesa.
Los puntos del Acuerdo
Aunque los 6 puntos de partida son algo abstractos son los que se venían manejando en la negociación en 2016 con el Gobierno de Juan Manuel Santos. La idea de las delegaciones es no empezar de cero y retomar el trabajo avanzado. Estos puntos son: Participación de la sociedad en la construcción de paz; Democracia para la paz; Transformaciones para la paz; Víctimas; Fin del conflicto armado e Implementación.
El primero punto dice en el documento del 2016 que “es ejercicio dinámico y activo, incluyente y pluralista para construir una visión común de la paz”. Lo que todavía no es claro es quiénes serían los representantes de esa sociedad civil o sí los diálogos regionales vinculantes, que realiza el Gobierno Petro, son la herramienta o si se desarrollará otra.
En cuanto a la democracia por la paz se revisarían los mecanismos de participación ciudadana y “la situación jurídica de los sindicados y condenados en actos por el desarrollo de la movilización social”, versa el documento de 2016. Aún no se sabe si se pondrá sobre la mesa el tema de las personas detenidas durante el estallido social del 2021.
Respecto a las transformaciones de paz lo importante es la voz de la sociedad civil, pero con propuestas concretas de paz e ideas para superar la pobreza y la exclusión social, así como la degradación del medio ambiente. Es importante la creación de “planes alternativos” para la protección del medio ambiente que sean a la vez opciones económicas para las comunidades. Será clave ver cómo se hacen efectivos y en manos de quién estarían.
Las víctimas quedaron contempladas en la hoja de ruta del 2016 y continúan siendo un punto importante dentro de los diálogos. Se menciona la creación de condiciones para que “se reconozca a las víctimas y se les dé un tratamiento con base en la verdad, la justicia, la reparación y el compromiso de no repetición y el no olvido para fundamentar el perdón y proyectar el proceso de reconciliación”. De acuerdo con el informe final de la Comisión de la Verdad, el ELN fue responsable, hasta el 2018, de 17,725 homicidios, de 9.538 secuestros y del reclutamiento de 1.319 personas.
El Fin de conflicto armado, que sería el quinto punto, es complejo tras seis décadas de conflicto armado con millones de víctimas que tendrá que poner sobre la mesa temas difíciles como: el tránsito del ELN a la política legal (aunque han dicho que no quieren curules); la situación jurídica de los miembros de esta guerrilla; su seguridad; la situación de los guerrilleros encarcelados; esclarecer el fenómeno paramilitar; el cese al fuego bilateral y su desarme.
Sobre este último aspecto es importante agregar que es uno de los más polémicos y que ha recibido mayores críticas por parte del ELN. Se ha puesto en duda el esquema de desmovilización que se ha hecho con otros grupos armados y esto podría generar grandes tensiones.
El último aparte de la agenda habla de implementación que sería la materialización de las transformaciones que se hayan discutido en la mesa y que sirven para pasar del conflicto a la paz. Para eso, dice el documento, crearían un Plan General de Ejecución con un cronograma que sería verificado por las partes y la comunidad internacional. Y finalmente, habla, aunque no lo especifica, de un mecanismo de refrendación “que consolide lo pactado y lo proyecte hacia el futuro”.
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