En la tarde de este 7 de Julio, se conoció la dolorosa noticia del asesinato de Jesusita Moreno, una de las lideres históricas de la cuenca del Rio San Juan en el Chocó. La lideresa fue asesinada en su casa del Barrio La Floresta de la ciudad de Cali, hasta donde llegaron varios hombres armados que le dispararon en repetidas ocasiones hasta causarle la muerte a la mujer de 60 años, recordada como «doña Tuta».
La Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, organización defensora de los DDHH que la ha acompañado en las múltiples denuncias por amenazas, resalta que Jesusita había sido una de las más destacadas defensoras de la posibilidad de llegar a acuerdos humanitarios que aliviaran la crisis de DDHH que afrontan las comunidades negras e indígenas de la comunidad afrocolombiana de Noanamá del Consejo Comunitario General del San Juan en el departamento del Chocó.
Doña Tuta cómo se le conocía popularmente era la reivindicación de los derechos de las comunidades negras e indígenas del Medio y Bajo San Juan agobiadas por la intensidad y degradación del conflicto armado.
Comisión de Justicia y Paz
Uno de los sueños de Doña Tuta era la posibilidad de instalar un albuergue-refugio, en el que las comunidades asediadas por la guerra pudieran contener el desplazamiento forzado y enfrentar el confinamiento al que se ven obligadas las comunidades habitantes de esa cuenca. En ese proyecto se encontraba en las últimas semanas.
Tuta proyectaba un espacio de de albergue-refugio en Noanamá que permitiera contener el desplazamiento de las comunidades de esta región a zonas urbanas. Ella consideraba más trágico salir de su territorio a las ciudades dónde el gobierno les desentendía y estaban a merced de la misma violencia.
Justicia y Paz
Además, señalaron que la labor humanitaria de Jesusita Moreno había logrado salvar cientos de vidas, pues no temía interponerse a las amenazas con tal de que los armados respetaran la vida de civiles y armados, en un ejercicio de reivindicación del derecho a la vida y de respeto al Derecho Internacional Humanitario.
Son muchas las reacciones al asesinato de Doña Tuta dado el reconocimiento que tenía como una de las principales defensoras de los derechos de las comunidades en el Sur Occidente del pais, aún en medio del recrudecimiento del conflicto y a costa de su propia seguridad. Muchas voces lamentan el asesinato y exigen garantías de vida para las comunidades, como lo exige ahora la memoria de «Doña Tuta».
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