Este viernes varios peajes fueron ocupados por los llamados «chalecos amarillos» en Francia, como una forma de protesta en contra de las fuertes alzas de las tarifas de servicios públicos, que golpea fuertemente las finanzas de la mayoría de los trabajadores de ese país. La protesta se extendió durante varias horas y logró ganar la empatía de cientos de conductores que se beneficiaron de la manifestación.
Estas nuevas protestas en Francia se han generado por el anuncio del gobierno de Macron, en las que se estima que los servicios de electricidad, gas y gasolina tendrán un alza del hasta el 12% a partir del 2022. Situación que, para los trabajadores, solamente impone gastos más elevados a la clase trabajadora y no permite que se hagan cambios estructurales que generen mayor equidad.
Hay que tener en cuenta que el movimiento de los Chalecos Amarillos, que hizo su aparición en 2018, en medio de una de las peores crisis políticas de ese país, ha tenido una gran acogida en la población europea por tratarse de un movimiento ciudadano, sin estructuras ni jerarquías que ha sabido canalizar las inconformidades de la población, no solamente en Francia sino en otros países europeos como Italia y España.
La protesta con la gratuidad de los peajes se enmarca en una nueva jornada de protestas que se agudizó hace cerca de dos semanas y en las que han participado cientos de ciudadanos y trabajadores sindicalizados, a las que se han sumado grupos de bomberos y guardas.
Además, las decisiones del gobierno francés en las que prometió un bono navideño de 100 Euros para 38 millones de personas, son calificadas por el movimiento, como una medida asistencialista que no resuelve de manera estructural la crisis económica desatada por el COVID 19.
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